En esta entrada te hablaré sobre que me motivó a dejar de lado varias actividades y sobre porque creo que es importante tener tiempo libre para relajarte y disfrutar del camino.
Mi anterior rutina
Hace algunos años creé un ritmo de vida en el que debía mantenerme ocupado siempre. Pasaba corriendo de un lado a otro buscando productividad y eficiencia, exprimiendo cada segundo de mi tiempo.
De lunes a viernes tenía una rutina muy establecida. Por las mañanas me levantaba temprano a hacer ejercicio. Llegaba a casa, tomaba un baño rápido, me vestía y luego comía en 5 minutos para irme a trabajar. Al salir me iba a clase de inglés. Llegaba por la tarde/noche a casa y me ponía a limpiar, cocinar y cenar. Después tenía que hacer tareas antes de dormir porque estudiaba la universidad de manera semipresencial (días Sábados).
Tenía que arreglármelas para tener libres las tardes de los viernes ya que organizaba un club de lectura que requería aproximadamente 3 horas de mi tiempo.
Los sábados me levantaba temprano para bañarme, vestirme, desayunar y salir a la universidad. Después de la universidad iba corriendo al trabajo. Terminaba llegando a mi casa a media noche.
Los domingos me despertaba temprano para limpiar el departamento, lavar mi ropa, hacer comida y tareas. Apenas y me quedaba un poco de tiempo libre y muchas veces buscaba algún curso en línea para sentir que estaba aprovechando mi fin de semana.
Además de todo eso, tenía una tienda virtual de ropa local con la que en ocasiones debía hacer entregas personales en el transcurso de la semana.
Porque decidi cambiar mi ritmo de vida
Puede que mucha gente tenga una rutina incluso más ajetreada que la que yo tenía y lo lamento mucho, no creo que esa forma tan apresurada de vivir sea sustentable o valga la pena.
Aunque llevar ese ritmo de vida me hacía sentir útil, la verdad es que con el tiempo resultó agotador y terminé por descuidar algunos aspectos de mi vida. No se puede dar el 100% a todo cuando se tiene una agenda tan apretada.
Comencé a llegar de mal humor a mi trabajo. No hacía todas las tareas de la universidad. Limpiaba cada vez menos mi departamento y comía en la calle con tal de no cocinar. Llegué a un punto en el que los domingos quería pasar todo el día en cama debido al cansancio.
Muchos confundimos el hecho de mantenernos ocupados con el de ser productivos o el de tener eficiencia. Me di cuenta que tenía que cambiar mi rutina.
Como pude tener tiempo libre
Comencé a priorizar mi agenda y en el proceso me di cuenta que no necesitaba mantenerse siempre ocupado para ser alguien productivo y de que muchas veces eran esos momentos de ocio los que podían resultar en grandes momentos de inspiración.
“La astronomía fue hija del ocio.” -Bernard Le Bovier de Fontenelle
Dejé de hacer algunas actividades y me centré en aquellas que eran más importantes para mi en aquel momento, aquellas que aportaban más valor a mi vida.
Después de organizar mi agenda tenía tiempo libre para cosas que antes no hacia frecuentemente como leer o meditar. Aunque al principio me resultaba un poco incomodo y me hacia sentir culpable, termine por aceptar este nuevo ritmo de vida y saque provecho de ello.
No está mal tener tiempos de ocio. No está mal dedicar un poco de tiempo libre a hacer algo que nos guste y nos distraiga, algo que no veamos como trabajo sino como mero entretenimiento.
Aunque no debería ser el motivo, hay estudios que demuestran que tiempos de ocio pueden ayudar a aumentar nuestros niveles de productividad y eficiencia.
Libera tu agenda y dedica tiempo para no hacer nada relacionado a trabajo, para hacer algo que disfrutes y que te pueda ayudar a llevar tu día a día de la mejor manera posible.
Desacelera
Debemos detenernos de vez en cuando, ver donde estamos y a dónde queremos llegar.
A veces nos preocupamos tanto por tener más, por hacer más, que vivimos en automático y se nos van los años en la rutina. Viviendo inconscientemente.
A mi me gustaba pensar que esa época que estaba viviendo era solo una etapa en la que debía esforzarme al máximo y que mi tiempo libre para disfrutar vendría después. El problema es que somos seres ambiciosos y nos cuesta saber cuándo es suficiente, nos cuesta decidir cuando debemos parar a disfrutar y se nos puede ir la vida en el transcurso.
Hay que disfrutar de los pequeños placeres. Un fin de semana en el parque, una comida familiar, salir con amigos a un café, conocer una nueva ciudad, dedicar tiempo a tu pareja…
Si bien es bueno tener metas, también deberíamos aprender a disfrutar el camino.
Cuando viajo, siempre elijo la ventana y nunca duermo en los trayectos. Me gusta ir viendo los paisajes, viendo los animales y la gente, imaginando historias, disfrutando el recorrido… De eso se trata la vida.
Me gustaría leer sobre tu experiencia. ¿Crees que sea bueno agendar tiempo libre? ¿Lo haces en tu vida diaria? Déjame tu comentario.
Me encantó esta entrada, me hace mucho sentido ya que llevo años viviendo en piloto automático, estudiando, trabajando incansablemente sin disfrutar el camino, creo que se nos va la vida abocándonos a la vida laboral y nos perdemos momentos preciosos con quienes amamos o simplemente momentos de tranquilidad, paz, armonía con uno mismo, disfrutando lugares inolvidables…